2016-11-18

164.- La teología


Autor: Bernat

La subestimación a la que se somete el propio hombre prehistórico ante las fuerzas ineluctables e inexplicables de la naturaleza, contrasta radicalmente con la idea de un ser fabuloso y de incalculable poder al que se le confiere un bagaje de características antropomórficas que dan forma a un ser tan inimaginable como contradictorio. Es la forma más ancestral y primitiva de institucionalizar los propios miedos surgidos de la inherente ignorancia de las causas de todos aquellos fenómenos extraordinarios que han sido desmitificados por la constante labor de la curiosidad humana a través de la ciencia y de la concesión de la total primacía de la razón sobre la sinrazón.

La escalada sin fin de atribuciones divinas -que no son más que las mismas humanas elevadas hasta aquellos puntos inimaginables que desearía su vanidad- empequeñece al hombre desposeyéndolo de una dignidad que le pertenece por derecho propio y que es pisoteada por los entes quiméricos que él mismo inventó, dando lugar a una sumisión a unos poderes necesitados de honores y loanzas, fruto de la soberbia y del orgullo que caracterizan las típicas relaciones de poder en la jerarquía humana.

Ciertamente no se pueden inventar nociones nuevas e inexistentes sin referentes existenciales: la patente invención de la que emana la idea de Dios sólo puede producir atributos humanos. La contradicción que surge de la propia semántica de lo divino es el resultado lógico de la falta de fundamentos a la hora de elaborar dicho concepto; y la falta de suspicacia en el pueblo primitivo allanó el camino hacia la confección de dicho ser que pronto fue objeto de retoques y modificaciones "al gusto" amoldándose a las necesidades culturales y psicológicas de cada civilización.

No fue tarea baladí, por parte de los primeros teólogos de la Iglesia, armonizar la cara más cruel y vengativa del dios veterotestamentario con la misericordiosa y bondadosa de su supuesto hijo que, contradiciendo y contrarrestando a su progenitor, posibilitó la creación de una ciencia dedicada exclusivamente a deshacer los entuertos que produjo la imaginación humana en el intento de domeñar a una plebe que sólo podía ser sometida a través de las exigencias y caprichos de los dioses, los cuales amenazaban con terribles castigos ante el incumplimiento de sus deseos

La Iglesia Católica ha inventado un ser tan inimaginable que ha tenido que crear un cuerpo teológico para intentar explicar lo inexplicable; y ante la imposibilidad de demostrar la cuadratura del círculo presenta unos conceptos vicarios que sustituyen la lógica humana. Así pues, la fe constituye el principal pedestal en el que se sustenta la creencia en lo increíble, siendo un espléndido artificio con el que se autoalimenta la virtud que consiste en creer sin ver. Mientras que perder la fe es considerado como una ofensa al propio Dios, al que únicamente se puede acceder por fe, el creyente queda atrapado en un círculo vicioso que reclama una petición de principio totalmente impropia de una divinidad que -queriendo darse a conocer entre sus súbditos- juega al escondite, impidiendo que la razón pueda vislumbrar un dios que pretende ser racional, amenazándoles con un enfado descomunal si no consiguen ver con el mismo ojo las dos caras de una moneda a la vez.

La teología pretende ver, tapándose los ojos, lo que los demás no pueden divisar con los ojos abiertos, eludiendo a toda costa la aclaración de unos principios de los que dependen todas sus derivaciones, que son objeto de indagaciones y elucubraciones ilógicas como consecuencia de dar por cierta la premisa principal que la propia Iglesia prohibió investigar.

Es desconcertante la actitud de teólogos -llamados liberales- que desmarcándose de las directrices inquisitoriales de sus autoridades religiosas, descubren ciertas irregularidades -como producto de la nueva investigación exegética- por lo que deberían sospechar de toda la teología y, no obstante, sólo la parchean proporcionando ante los feligreses una mayor sensación de autenticidad ante lo que únicamente puede ser verdad o mentira total. Los fundamentos racionales que caracterizan cualquier argumento lógico son desconocidos en una teología repleta de contradicciones entre sus postulados que surgieron desde la subjetividad interpretativa de algunos que se erigieron en hermeneutas infalibles gracias a la inerrancia de los textos que la propia Iglesia les atribuyó. Sólo la constante pertinacia en mantener fuera del error lo que es falso por sí mismo, escamoteando la más mínima lógica, puede sostener una teología que ha sido rebatida sin dificultad por el arte que permite discernir lo verdadero de lo falso, llamado comúnmente filosofía, la cual hace inútil cualquier pretensión de racionalidad de unas creencias que, de ser racionales, no necesitarían de la fe.

No hay disciplina más inútil que la teología. La ingente cantidad de elucubraciones que la protagonizan intentan averiguar la mente de un dios que ella misma dice que es inalcanzable; dirigen a los fieles a través de los caminos y designios de ese dios que ella afirma son inescrutables, pero, paradójicamente, la Iglesia se convierte en experta de lo desconocido sabiendo más que nadie lo que es Dios y lo que no es, lo que quiere de nosotros y lo que no quiere y cuándo los acontecimientos de nuestra vida son fruto de su voluntad o no lo son.

Mientras el pueblo permanecía indocto, la Iglesia no tuvo dificultades a la hora de adoctrinarlo por medio de lo que G.Puente Ojea llama meandros teológicos que contentan a los pocos exigentes. Pero con la llegada de la era de la ciencia y el predominio de la razón -único camino para la obtención del conocimiento- los malabarismos argumentales de los teólogos no sólo no resisten los embates de la lógica, sino que deben enfrentarse a la cruda realidad de los resultados propiciados por la nueva exégesis imparcial de investigadores e historiadores comprometidos con la verdad.

Mientras que la Iglesia dispone de teólogos y los reúne junto con toda su jerarquía en concilios para dirimir grandes dudas; mientras que esas dudas han estado presentes a lo largo de toda su historia dando lugar a herejías y sectarismos provocando persecuciones y tormentos a los que disentían de la oficialidad ortodoxa, ¿no es extraño que Dios no dejara bien claro lo que realmente quería de sus hijos, en lugar de dejar en manos de unos escritores, llamados evangelistas, que ni se pusieron de acuerdo en lo esencial, ni supieron concretar la voluntad divina en un montón de escritos ambiguos, confusos, contradictorios, lejos de la claridad, de la concisión y precisión propios de un dios que pretende darnos unas directrices?

La existencia de un dios como el que postula la Iglesia Católica ataca directamente la dignidad del ser humano, que es convertido, en contra de su voluntad, en un esclavo sufriente de una autoridad, que por ser quien es, no debería necesitar -al ser perfecto- ningún tipo de vasallaje. Los hombres que se someten voluntariamente a una autoridad divina ignoran que la dignidad humana está por encima de cualquier dios, cuya existencia -si fuera el caso- no le permite, bajo ningún concepto, tener derecho sobre lo que él ha creado al constituir -tal pretensión- el mayor abuso de poder imaginable. Sólo la condición de ignorante, inherente en el hombre primitivo, podría justificar la creación de una idea tan maquiavélica como injusta; y al hombre moderno le corresponde barrer de la mente a un ser que tantos sufrimientos y desgracias le ha supuesto, en contra de ningún beneficio.

La necesaria existencia de Dios, en contra de su contingencia, debería dar como resultado un ser razonable al que se pudiera acceder por la razón humana; mas no hay mayor contradicción, a la luz de una mente lógica, que la idea de un ser perfecto con necesidades, de un dios omnisciente que necesita de la oración para saber lo que queremos; de un dios bondadoso que permite el mal; de un dios todopoderoso que para solucionar sus propias imperfecciones tiene que enviar a su hijo para subsanarlas...de un dios tan irracional, que sólo la irracionalidad de la fe puede hacer posible su existencia.





414 comentarios :

  1. Porque para ser perfectos hay que conocer y experimentar TODO, y entonces hay que conocer y experimentar el dolor.

    ¿Ah, sí?¿Cómo sabes eso? Dios es perfecto. ¿Se supone que Dios ha tenido que pasar por todo el sufrimiento que padece el ser humano para llegar a la perfección? No me vengas ahora con la estúpida historia de “su hijo” que “se sacrificó por nosotros”. Ese cuento ya lo sabemos y sólo fue un invento de Pablo.

    Por otra parte, ¿cómo justificas el hecho de que en ese mundo haya personas que han pasado toda su vida siendo felices y otros todo lo contrario?¿Acaso no es cierto que según tú y tus estúpidas y cínicas especulaciones habría millones de personas que habrían conseguido “la perfección” sin haber sufrido nada? Eso solo, destruye tus patéticas respuestas, pero es lógico, ya que dichas especulaciones no son fruto de la razón sino –y repito- de la necesidad perentoria de justificar lo injustificable.

    Porque la VALENTÍA es una de las perfecciones que Dios quiere darnos; e incluso puede que sea la REINA de las perfecciones.

    ¿Y para qué sirve la VALENTÍA (por mucho que la pongas en mayúsculas no deja de ser una impresionante gilipollez) en el paraíso?¿Acaso ahí el hombre tendrá que enfrentarse a “algo” para lo cual necesitará ser “VALIENTE”?

    Es impresionante lo que puede hacer la alienación.

    (No pidas pruebas científicas. No las hay. Esto es especulación y todo es discutible. Es sólo para decirte que el argumento del mal no es incontestable.)

    ¡¡Ja, jaaaa!! Pues claro que es incontestable. Lo que ocurre, repito, es que desde la locura y la alienación a la que os han sometido el adoctrinamiento en la infancia, se puede contestar cualquier cosa con barbaridades como las que estás diciendo.

    La total ausencia de empatía y sensibilidad hacia el sufrimiento ajeno es inconmensurable en ti. Das miedo. Si hubieras nacido en la sociedad nazi, a saber lo que habrías hecho.

    No me importa gran cosa lo que digan la Biblia y el Catecismo. Pero, en todo caso, lo del “infierno eterno” es sólo una interpretación entre muchas.

    ¡Oh, claro, por supuesto! Ya conocemos de sobra las piruetas teológicas que consisten en aplicar el “donde digo digo, digo Diego”.

    Ya se ha denunciado en ese blog hasta la saciedad los cambios que la Iglesia ha hecho en esos últimos dos siglos. Cuando se da cuenta de que sus postulados son insostenibles ante un mundo donde impera la razón y la cordura, se dan “retoques” a la tontología y ¡voilá! ya no dice lo que parece, sino otra cosa. Esa es la magia de la tontología. “Nada por aquí, nada por allá…¡ta cháaaann!” y sale la paloma o lo que sea. ¡¡Bendita estupidez y tomadura de pelo eso de la tontología!!

    si acaso existe el libre albedrío, espero que Dios tenga la paciencia de explicarme cómo.

    He aquí como implícitamente admites que no puedes conciliar la ausencia de libre albedrío con tu tontología y lo único que puedes hacer es “esperar que Dios te lo explique”

    “Señoría, no haré más preguntas”

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  2. Bernat, ¿qué edad tienes? ---Creo que eres muy joven. Testosterona y furia-de-progre a niveles muy altos. Las ganas de agredir no te permiten leer con atención. No digo que yo sea muy interesante; sólo digo que no me leíste con atención y me (pre)juzgaste muy rápidamente. Eso porque, creo, eres muy joven. Espero que no seas un marxistón viejo y de mente acartonada.

    Ok, tú eres tú, no “todos los ateos”. Pero estás en una etapa de nihilismo o pesimismo extremo. Eso de que “mejor que no hubiera humanidad” huele a eso. ¿Empatía por el dolor ajeno? Ok. Pero no me vengas con el cuento de sufres mucho por los niños de Siria, o por la mujer que violaron y quemaron no sé dónde. Una lagrimita o dos te las creo. Pero hasta ahí.

    Luego dices: “No se puede compensar el sufrimiento de unos con la felicidad de otros. Eso es una salvajada”. ---Bernat, yo dije que sucedieron y sucederán muchas cosas buenas. Pero NUNCA dije que a los buenos les suceden cosas buenas y que a los malos les suceden cosas malas. Claro que no. A TODOS nos suceden cosas buenas y malas. Pero, también, a todos nos suceden MÁS cosas buenas que malas. Hablo en general, por supuesto. Hay momentos en que predomina lo malo.

    Sigues: “las especulaciones que vengan desde la teología pasan directamente a la basura.” ---Bueno, supongo que eres un cientificista o un positivista. Pero ese lío es muy largo. Me abstengo de comentar. Sólo una preguntita: y por los teólogos ¿no sientes tu famosa empatía? (Imagino que no. Con tanta maldad que han hecho…)

    Luego me preguntas: “¿Ah, sí?¿Cómo sabes eso? [lo de Dios]” ---Bernat, te aclaré que lo mío era ESPECULACIÓN. No “sé”. Sólo son conjeturas. (Una muestra de que no lees con atención).

    Continúas: “¿Y para qué sirve la VALENTÍA (por mucho que la pongas en mayúsculas no deja de ser una impresionante gilipollez) en el paraíso?” ---Esta pregunta tuya es lo más gracioso. Revela tu total incomprensión de la teología. Todo indica que tú imaginas lo siguiente:

    a) Que si acaso Dios existe, debe ser alguien muy parecido a Santa Claus. Alguien muy bonachón que nos regala y concede todo si nos portamos bien. Quizá las únicas diferencias es que no lleva los colores de Coca-Cola y sus blancas barbas no son de materia, sino de sustancia espiritual.

    b) Que si acaso el Paraíso existe, debe ser un mundo como el de los Teletubbies

    https://shadowtolight.wordpress.com/2016/03/05/does-atheism-assume-we-should-all-be-teletubbies/

    Y, claro, con un Dios-Santa Claus y un Paraíso teletubbie, ¿para que necesitamos la valentía? Todo está resuelto. Cero problemas. Soluciones instantáneas. ---Pues bien, ningún teólogo serio ha dicho que Dios es Santa Claus y que el paraíso es así. Si de veras estás decidido a destruir la teología, no basta con tu famoso neologismo –“tontología”. Tienes que esforzarte más.

    Pd. Si vas a continuar hablando conmigo (cosa que no deseo, a no ser que antes leas uno o dos libros de teología seria), recuerda que soy agnóstico-teísta, no cristiano.

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  3. ¿Alguien continuará intentando tomarse en serio al troll…?
    ¡Penoso!.

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  4. Tinees razón, Riskov.

    No voy a alimentar al troll.

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  5. Me olvidé de algo, Moire:

    Hablas de "teología seria". ¿Podrías hablarnos de ella o presentar un tema que Jack con gusto publicaría sobre "teología seria"?

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Que cosa rara!

    Mi comentario apareció todo mezclado y repetido. Sin embargo de mi lado todo fue como de costumbre y apreté publicar una sola vez...

    En fin, aqui va esperando que aparezca bien:

    A todos:

    Moire es estúpido, mas que troll, aunque trolea tambien cuando esta de mal humor y eso le sucede con regularidad.

    Estúpido, como el universo NO ES. Pues estúpido es quien no puede moverse, reaccionar, aprender, progresar, es lento e incapaz de movimiento, está siempre igual porque no puede cambiar.
    Relacionado etimológicamente con strop, estático, stunned, estupor, estupefacto, etc. Todos vocablos que indican inacción e incapacidad de acción, parálisis, falta de cambio a causa de imposibilidad de la persona.

    El universo es movimiento y cambio. La mente de Moire es estúpida pues no tiene la capacidad de cambio.

    Sus cuestionamientos son pueriles y a veces arrogantes. No se da cuenta lo ridículo que aparece ni lo ofensivo, como consecuencia de su estulticia visible combinada con su arrogancia.
    Supongo que por otras razones tampoco se da cuenta cuanto se repite y que tan tonto es decir lo mismo en su estilo una y otra vez.

    Creo que ya se le ha dado demasiado tiempo. Me parece buena la idea de Bernat. Si tiene algo para decir, que vaya a copiar y pegar y construya una entrada "seria' que Jack se ofrece a publicar y luego hablamos. Por supuesto, esperando que no sea excesivamente estupida.

    Mientras tanto creo que es hora de cerrar los comentarios de este hilo interminable y que ahora es un mero escenario de la estupidez de Moire cuyos límites parecen muy extendidos habiendo incursionado nuevamente en la psicología barata y errada.
    Cosa de estúpido.

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  8. Bernat, yo no soy teólogo serio y apenas sé de teología. Pero sí sé que no es tan infantil como tú la quieres poner. Sugerencia: que Jack traduzca el argumento "pragmático" de William James (Encyc of Phil, Stanford). Muchas cosas para discutir.

    Riskov, te cayó el saco con lo de "marxistón viejo y acartonado", ¿verdad? Iba para ti, jajaja

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  9. Moire:

    Y porque no lo presentas tu al famoso argumento?

    No sabes escribir? Ni te hace falta aprender inglés.



    Me parece que se está dando demasiados derechos el estupido, troll a tiempo parcial.

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  10. Lo pueden leer en "La voluntad de creer" de W James (on line, español). En la Encyc está en estilo fil analítica (en inglés).

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  11. O si les aburre la filosofía analítica, pongan algo de Kierkegaard, considerado el "padre de la teología existencial".

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  12. O algo de Karl Barth. Sus tres intuiciones fundamentales son (Wikipedia dixit):

    1- Dios es Dios, pero es Dios para el mundo.
    2- El mundo es mundo, pero amado por Dios.
    3- Dios se encuentra con el mundo en su Palabra, Jesucristo.

    La 1 y 2 coinciden con las mías. La 3... mmm, no sé.

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  13. O Blanca Nieves y los siete enanitos... XD

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  14. O una de las historias de "Dimension desconocida"

    https://es.wikipedia.org/wiki/The_Twilight_Zone

    Mi intuicion me dice que eran reales...

    Este sitio le puede gustar a Moire

    http://www.mundoprimaria.com/cuentos-fantasticos/

    Ja Ja

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